Pipirrana

Cuando vienen los calores me podría alimentar solo a base de gazpachos y sopas frías. Esta receta no solo tiene un nombre muy divertido -sobre todo si eres pequeño y lo escuchas por primera vez-, sino que además está riquísima y como lleva atún y huevo, es también un plato completo y equilibrado para tomarlo como plato único, perfecto para cenar.

Ingredientes

  • Tomates muy maduros, 750 g
  • Pimiento verde, 1/4
  • Huevos cocidos, 3
  • Ajo, 1 diente pequeño sin el germen
  • Sal gruesa, 1/2 cucharadita
  • Aceite de oliva virgen extra picual u hojiblanca, 50 ml
  • Atún en aceite de oliva, 1 lata mediana

Preparación

1 Preparar la base
  • Pelamos los tomates escaldándolos, con un pelatomates o, si están tan maduros como estaban estos, simplemente tirando de la piel. Después los cortamos en trozos pequeños teniendo cuidado de recoger todo el jugo que suelten porque para mí, esa es la gracia de la pipirrana.
  • Ponemos los tomates cortados con sus jugos en un bol grande, añadimos la mitad del pimiento verde cortado en brunoise y las claras de los huevos cocidos también picadas en trozos pequeños.
2 Preparar el aliño
  • En un mortero, ponemos el diente de ajo, la sal gruesa -se puede usar sal fina, pero en el mortero la sal gruesa facilita el majado-, el resto del pimiento verde troceado y las yemas de los huevos (sí, en los ingredientes pone 3 huevos y en la foto hay 6 yemas, no se trata de un error sino de un capricho de la naturaleza y de las probabilidades -al final del post os contaré por qué-). Majamos todo bien y, finalmente añadimos el aceite, que integraremos poco a poco hasta emulsionarlo.
3 Aliñamos la pipirrana
  • Para terminar echamos el aliño sobre los tomates y añadimos el atún escurrido. Mezclamos bien, tapamos con papel film si es que el recipiente no tiene tapa y dejamos reposar en la nevera al menos durante 4 horas antes de servir. Lo ideal es hacerlo a la hora de comer y dejarlo reposar hasta la cena, o hacerlo de un día para otro.
3 Servir
  • Y ahora llega lo mejor, que sea el momento de comerla y el único esfuerzo que haya que hacer es sacarlo de la nevera y servírselo en el plato. El pan, eso sí, mejor lejos, porque como se os ocurra empezar a mojar sopitas de pan en la salsa que se forma al mezclarse el jugo de los tomates con el aliño os advierto que es realmente viciosa, si empiezas a mojar cuesta parar, así que avisados quedáis.
verduras & ensaladas
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