El pescado es uno de los alimentos más perecederos que consumimos. Por ello, requiere unas condiciones de conservación muy concretas…
Conservar el pescado fresco
El pescado es uno de los alimentos más perecederos que consumimos. Por ello, requiere unas condiciones de conservación muy concretas:
Refrigerar inmediatamente al llegar a casa (0º a 4ºC), tanto si es entero como fileteado. Si no tenemos previsto usarlo en un par de días es mejor que lo congelemos.
En casa, debemos sacar el pescado del embalaje donde nos lo han puesto en la pescadería, enjuagarlo con agua fría y quitarle las vísceras. Con papel de cocina lo secaremos un poco y lo pondremos en un envase con rejilla inferior para que queden los jugos allí.
También podemos introducirlo con un poco de hielo picado para que aguante mejor la temperatura. Nunca debemos dejarlo en agua porque pierde nutrientes.
El pescado fresco debe almacenarse en el estante más bajo de la nevera, encima de los cajones, donde la temperatura es más fría. Aquí se conservará bien durante un máximo de dos días.
El aire en la nevera es extremadamente seco, lo que puede llegar a “secar” el pescado; para evitarlo, podemos colocarlo en una bolsa con cierre hermético, sacar todo el aire y colocar la bolsa encima de un plato o bandeja con hielo.
Si el pescado está en filetes, es importante no apilarlos porque aumenta la exposición a la humedad
Envasarlo al vacío, lo que nos permitirá ganar unos días de conservación en la nevera, aunque también podemos congelarlo. En el caso del pescado, esta técnica, que consiste en extraer todo el aire que rodea el alimento, nos permitirá mantenerlo en la nevera en buen estado entre cinco y seis días.